Las castañas son un tesoro nutritivo.
Tienen un importante aporte de vitamina C ya que 100 g de castañas crudas aportan 17,20 mg de esta esencial vitamina sumado a su potencial antioxidante nos permite reforzar el sistema inmune.
Otras sustancias antioxidantes que entrega la castaña son los carotenoides (24 microgramos/100 g), y el ácido fólico (12,42 microgramos /100 g), un nutriente específicamente recomendado para las mujeres que están planificando un embarazo (está demostrado su efecto positivo en la prevención de defectos del tubo neural del recién nacido).
Destaca también su contenido en minerales, concretamente en dos: potasio (100 g aportan un 10 por ciento de la dosis diaria recomendada) y, sobre todo, en fósforo, tal y como destaca Rubio: “Unos 100 g de castañas aportan con 256 mg de fósforo, el 36% de la cantidad diaria recomendada para adultos hombres y mujeres”. Ambos minerales juegan un papel fundamental en funciones corporales tan importantes como la conservación de células y tejidos en buen estado.
Además las castañas chilenas aportan un alto aporte de magnesio.
El crecimiento del árbol de castaño ha sido propiciado por los atributos ambientales de la Región de Ñuble y Bío Bío al ser una especie exigente en suelos y clima mediterráneo, produciéndose únicamente en zonas geográficas con estas características. Este árbol, además de su valor cultural, tiene un gran impacto positivo ambiental debido a la captura de carbono, siendo su fruto un alimento saludable con beneficios inmuno nutritivos.
Actualmente se puede localizar castañares entre Santiago, hasta Coyhaique. La fruta se produce entre marzo a junio, estimándose 8000 toneladas país, exportándose aproximadamente cerca del 50%.
En nuestro país pueden encontrar castañas en almíbar, hojuelas de castañas, mousse de castañas y castañas cocidas.