El Diente de León, sí la misma flor que sopamos para pedir deseos, es una planta maravillosa para nuestro sistema digestivo y para reducir el nivel de colesterol en la sangre. La podemos encontrar en todas partes y en toda época del año, de hecho por muchas personas es considerada como una maleza. Sin embargo esta hierba floral contiene muchos beneficios para nuestra salud.
Sus hojas son dentadas, duras y ásperas y su flor circular va cambiando del amarillo al blanco, momento en el que sólo con un soplido se puede deshacer. Esas mismas semillas, que se desperdigan por los alrededores, hacen que sea una planta perenne y muy fácil de encontrar.
Debido a sus propiedades el Diente de León ha sido utilizada como planta medicinal y preventiva de enfermedades desde hace siglos. Algunos de sus beneficios son:
– Estimula la producción de orina favoreciendo la función de los riñones y de las vías urinarias.
– Ayuda a mantener un correcto funcionamiento del hígado previniendo hemorragias y mejorando la pureza de la sangre (regulada por el hígado).
– Activa la circulación sanguínea, ayudando a prevenir la aparición de las tan molestas varices. Además sirve para regular la menstruación y la presión arterial.
– Combate el acné, ya que una infusión de esta planta actúa como desintoxicante, diurético y antioxidante colaborando en combatir las toxinas de las hormonas que algunas veces están fuera de control.
– Mejora la digestión, ya que tiene un efecto laxante que facilita el tránsito intestinal.
– Además se utiliza para combatir la anemia, mantener la salud de los ojos, eliminar el ácido úrico y para tratar las piedras de los riñones, entre otras.
– Y si eso fuera poco, el Diente de León nos aporta vitaminas A, B, C y D, junto con minerales como el hierro, magnesio, calcio y potasio.
Puedes tomarlo dos veces al día, por la mañana y a media tarde. Pon una taza de agua a hervir junto a una cucharadita de las hojas de esta planta. ¡Tómalo después de las dos comidas principales, recuérdalo!.
Ya sabes, ¡no las elimines de tu jardín!
¡Ya sabes, no las elimines de tu jardín!