Esta información sirve para quienes deseen mantener el organismo fortalecido y aminorar el riesgo de gravedad ante el Covid. Así mismo será de utilidad para quienes ya lo enfrentaron. La gran clave es ayudar al organismo a administrar de la mejor manera la inflamación.
Recuerda que somos mente, cuerpo y alma y debemos trabajar todas esas áreas para mantener las defensas arriba.
Comenzamos por los nutrientes
Existen una serie de hipótesis nutricionales desarrolladas por prestigiosas Universidades para lograr fortalecer la inmunidad mediante la incorporación de minerales y vitaminas determinantes para el sistema de defensas.
Omega3: Los suplementos de omega-3 ya se usan en pacientes que enfrentan una inflamación sistémica, tales como pancreatitis, síndrome de respiratorio agudo, cirugía mayor oncológica, artritis, alzheimer, parkinson, resistencia a la insulina y otros. La respuesta inflamatoria mejorada por EPA y DHA podría contribuir a la recuperación de personas que ya enfrentaron el virus.
Se trata de un nutriente muy beneficioso para la salud ya que logra la reducción de los triglicéridos, disminuye la acumulación de placa que bloquea las arterias y ayuda a regular ligeramente la presión arterial. Además beneficia la salud cerebral, potencia la concentración, beneficia la calidad de sueño y la salud visual.
https://www.rumboverde.cl/search?q=omega3
https://turumboverdetv.cl/cursos/?sfwd-lessons=14-el-omega3-es-un-poderoso-anti-inflamatorio-natural
Vitamina C: Esta vitamina es crucial para la respuesta de nuestro sistema inmune. Tiene propiedades antiinflamatorias, inmunomoduladoras, antioxidantes, antitrombóticas, y antivirales importantes.
VitaminaD3:
Es conocido el papel de la nutrición como modulador del Sistema inmune a través de distintos nutrientes. Uno de los principales micronutrientes que se sabe que tiene un posible efecto protector contra la enfermedad Covid-19 es la vitamina D, y por ello, científicos de la universidad de North South University (Bangladesh) decidieron recopilar todas las investigaciones científicas al respecto. Tras revisar más de 50 estudios, los científicos concluyeron que la vitamina D puede servir como un efecto mitigante para la infección, la gravedad y la mortalidad del Covid-19.
Dado que la severidad de la infección por Covid19 está determinada por la presencia de neumonía, síndrome de dificultad respiratoria aguda grave, miocarditis, trombosis microvascular y alteración de citoquinas y que los linfocitos T reguladores proporcionan una defensa fundamental en los procesos inflamatorios, se ha vinculado a la vitamina D como posible agente protector, puesto que los Tregs responden
a los tratamientos con vitamina D. La deficiencia de vitamina D se asocia con un aumento de los episodios
trombóticos, que se observan con frecuencia en pacientes con Covid19.
Con estos antecedentes, se ha planteado que la suplementación con vitamina D podría ser una opción válida para disminuir los impactos
de esta pandemia.
Selenio: La deficiencia de selenio podría elevar la velocidad de mutación de los virus, y promover la evolución de las cepas que son más patógenas y capaces de evadir al sistema inmunológico.
Zinc: Este mineral desempeña un papel fundamental en la función inmune, el crecimiento celular saludable y una respuesta inflamatoria saludable.
Magnesio:
El magnesio (iones divalentes) juega un papel clave como cofactor de cientos de actividades enzimáticas en el cuerpo humano, y controla muchos canales iónicos (calcio, sodio, potasio) involucrados en la contracción muscular (corazón, músculo esquelético y músculos lisos) y la activación de nervios (calcio, sodio, clore y potasio) (8,9).
Las deficiencias de magnesio están asociadas con muchos problemas de salud, como cardiovasculares, neurológicos, respiratorios y metabólicos, inflamación y estrés oxidativo.
Hábitos saludables como tu mejor medicina
Ama mucho, trabaja la ansiedad y regula el estrés, disfruta de las pequeñas cosas, di lo que sientes, trabaja los miedos, ten una vida activa y mantén relaciones sanas.
Aquí el Dr Pablo Porcel entrega una serie de consejos prácticos para alejar el miedo y caminar desde la vereda de la prevención en salud.
Pensar sin miedo el “Coronavirus” para actuar con fuerzas sanas.
Dr. Pablo D. Porcel C.
“Estas líneas, pensamientos y citas a continuación, son un intento por dar una mirada práctica a la situación del coronavirus actual que, por una parte, supere el materialismo y reduccionismo científico (sin desconocer sus logros); y que por otra parte, dé independencia del poder coercitivo de los grandes conglomerados de laboratorios, que en no pocas ocasiones actúan de forma deshonesta, en pos de sus propios intereses económicos egoístas, incluso llegando a corromper el verdadero acto médico/terapéutico y su carácter de encuentro humano”.
Prevención y Cuidados Generales:
Uso de Estimulantes sanos: Anís estrella, jengibre, clavo de olor, tomillo, cítricos, berries (arándanos, cranberries, otros), laurel, eucalipto, artemisa o ajenjo.
Consumir caldos de verduras calientes.
Beber infusiones, batidos y limonadas abundantes.
Consumir frutas crudas.
Mantener el cuerpo completamente calentito. Abrigar cuanto sea necesario. Buscar movimientos con sentido y belleza, que den calor al cuerpo, y calidez a los sentimientos.
Las distancias de menos de un metro y medio, sobre todo en espacios cerrados, mal ventilados y con traspaso directo de estornudos, saliva, mucosidades, podrían resultar problemáticas.
En cambio, los espacios abiertos, o bien ventilados, con buena higiene, son seguros, siempre que no se pase frío ni nerviosismo mal manejados.
Tomar Sol y caminar, dos o tres veces cada día. Preferir el Sol de antes de las 11.00 AM
Dormir en lo posible 7-8 hrs adultos; 9-12 hrs niños
Pero con los adultos con enfermedades crónicas mal conducidas, abuso de sustancias químicas, uso de psicotrópicos, padecimiento de miedo crónico no resuelto, falta de búsqueda interior de sentido, etc, o alguna otra incapacidad, puede ser más grave.
A ellos hay que cuidarlos muy bien. Requieren preocupación activa y no meramente pasiva: velar por su bienestar anímico y corporal. Que no les falte nada esencial. Ayudarlos a estar más fuertes para enfrentar, con determinación, cuidados y estilos de vida, sus problemas interiores y enfermedades crónicas, con vitalidad, sentido y alegría.
Los verdaderos encuentros, con inegoísmo y dedicación, fortalecen espiritualmente y mejoran por ende al sistema inmunológico.
El abandono, la despreocupación y la apatía, menoscaban las fuerzas humanas.
Cuidar la higiene básica del cuerpo (aseo, alimentación, abrigo) y del alma (pensamientos, sentimientos, deseos, acciones). Respetar y honrar el cuerpo humano, como el noble soporte vivo al servicio de nuestra existencia en la tierra que es. No caer en exageraciones.
Estando fuertes (con buen estado de defensas), el escenario es muy distinto que con defensas bajas, y estas diferencias en el sistema inmunológico son -en definitiva- las que determinan el resultado ante esta enfermedad. En relación a un mismo agente microbiológico o viral en particular, hay muy distintos estados corporales de salud. Justamente y por lo tanto, no es el virus lo definitivo, sino la organización y la fortaleza de la vida del ser humano.
No ceder al miedo. Pensar con decisión y libertad. Buscar comparaciones y contextos. Recordar que como humanidad tenemos muchos graves problemas en curso sobre los cuales esforzarnos, profundizar, comprender y trabajar arduamente -interior y exteriormente- por amor a la humanidad. Problemas de la humanidad: suicidios, hambre, desigualdad social, materialismo y reduccionismo, autismo, tráfico infantil, etc. Todos ellos requieren de nuestro esfuerzo, valentía y nobleza.
Ante síntomas:
-Si hubiera fiebre (capacidad intensificada del cuerpo de crear calor): ¡no bajarla! La fiebre es un potente fortalecedor inmunológico, tanto de corto como de largo plazo. Entonces, más bien, abrigar y masajear enérgicamente pies y piernas. Cuidar la estabilidad y homogeneidad del calor generado por la fiebre. Requiere reposo completo en niños y reposo relativo en adultos. Despejar la cabeza, no cubrirla. En el resto del cuerpo, cuidar muy bien el calor: tronco, pies, piernas y cuello. Aumentar la hidratación. Dieta muy liviana (baja en proteínas: sin carnes, ni legumbres, ni frutos secos, ni queso, ni huevo).
-Hidratar bien significa: ocupar al menos tres líquidos naturales distintos, alternadamente, bien seguido, inclusive cada 20 o 30 min (como ejemplos: limonada, jugo de piña con jengibre, naranjada; infusiones de boldo, paico, artemisa/ajenjo, anís estrella, etc; caldos de arroz, apio, cebolla, zapallo, zanahoria, sal, y otros).
-Consumir frutas crudas
-Adultos: reposo relativo durante el día, haciendo movimientos expresivos aeróbicos (por ejemplo euritmia higiénica, o gimnasia bothmer) cada 2 hrs al menos. Esto actuará fortaleciendo la circulación de extremidades y manteniendo el calor corporal. Así se previenen los problemas de coagulabilidad o trombosis y se fortalecen las defensas en general.
-Dormir muy abrigado en la noche y sin aire frío.
-No usar productos químicos que no sean imprescindibles; evitar antiinflamatorios (no usar ibuprofeno, ni paracetamol, etc.)
-Cultivar la calma, la paciencia y la templanza. Percibir el propio cuerpo con confianza y respeto.
-Si se cuida la organización del calor en el organismo, (calor corporal, calor anímico y calor espiritual), el cuerpo podrá resolver el cuadro clínico de manera asintomática, como resfrío o como un síndrome gripal. Es decir, si el calor es suficiente, tendremos un cuadro que será fácil de tratar. Por el contrario, si el calor es insuficiente, habrá un cuadro respiratorio bajo, que es mucho más difícil de tratar.
Calor corporal: abrigo, movimiento, calefacción, alimentación adecuada.
Calor anímico: confianza, calidez, templanza, armonía, comprensión afecto, seguridad
Calor espiritual: valentía, entusiasmo, coraje, compromiso, creatividad, autodeterminación.